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Hard Relining y Soft Relining: cuándo usar una opción u otra

Ámbito de uso del rebase de prótesis

Los materiales de rebase de prótesis removibles se utilizan con frecuencia en odontología para remodelar las superficies de las prótesis que entran en contacto con los tejidos blandos de la cavidad bucal1.

Estos materiales resultan muy útiles en diferentes situaciones clínicas. En la mayor parte de los casos, las prótesis se rebasan para compensar los efectos de la resorción ósea que inevitablemente sufren los tejidos osteomucosos sometidos a la compresión de la prótesis.

Sin embargo, los materiales de rebase también se aplican en casos de fractura de la prótesis, remodelación de las crestas alveolares2–4, fisura palatina5, lesiones mucosas6 y acondicionamiento de los tejidos blandos tras el periodo de osteointegración del implante,7 donde además resultan útiles para absorber parte de la carga masticatoria4,8.

Tipologías de rebases protésicos

Por lo general, se distinguen rebases directos e indirectos en función de si los procedimientos de rebase de las prótesis se realizan directamente en la boca del paciente o sobre un modelo en el laboratorio dental. Ambas tipologías presentan ventajas y desventajas. Por ejemplo, los rebases directos tienen la ventaja de que permiten al odontólogo no dejar en ningún momento al paciente sin su prótesis. Además, al no requerir que intervenga el protésico dental, resultan menos costosos. Los rebases indirectos, por el contrario, tienen un coste más elevado, pero resultan más precisos y presentan un mejor acabado que los directos.

Los materiales empleados para el rebase de las prótesis pueden ser de diverso tipo: termopolimerizables (se utilizan más frecuentemente en los laboratorios dentales) o autopolimerizables (más habituales en las clínicas dentales dado que su aplicación es fácil y rápida)9,10. Ahora bien, en función de la consistencia, las dos tipologías de rebases más habituales y conocidas son el rebase blando (Soft Relining) y el rebase duro (Hard Relining).

El término «Soft Relining» se refiere a un tipo de materiales resilientes que se utilizan para rebasar las superficies protésicas en contacto con la mucosa bucal. Suelen ser polivinilsiloxanos (siliconas) o resinas modificadas con plastificantes. Los materiales de rebase blando deben ser elásticos y absorber la carga oclusal propiciando un efecto amortiguador. Pueden clasificarse como de corto o largo plazo según si mantienen su resiliencia más o menos de 30 días11.

El «Hard Relining», por su parte, es un tipo de rebase hecho con materiales no resilientes, normalmente resinas rígidas como el polimetilmetacrilato, con el que también se hacen las bases de las prótesis5,6,12. Estos materiales suelen resultar menos agradables para los pacientes que los rebases blandos, los cuales, pese a ser más cómodos, se caracterizan por una menor duración10,13–15. Además, al ser del mismo material que la prótesis, le dan mayor rigidez a esta última.

Usos de los diferentes rebases

En los pacientes parcial o totalmente edéntulos que llevan prótesis removibles, el fenómeno de la resorción ósea es una constante inevitable e irreversible. Por ese motivo, con el tiempo, las prótesis removibles van resultando cada vez menos estables. En estos casos, una posible solución es el rebase duro o «Hard Relining», hecho con el mismo material que la base de la prótesis.

Caso diferente es aquel de los pacientes a los que se les facilita una prótesis removible inmediatamente después de una extracción dental. En esas situaciones, lo más adecuado es utilizar un material blando que absorba las cargas masticatorias y que no deje moléculas (monómeros) que puedan interferir con la curación de los tejidos. El rebase con material blando también puede ser una solución en caso de lesiones mucosas bajo la base de la prótesis.
Tras el posicionamiento del implante, antes de sustituir productos protésicos removibles, puede resultar útil rebasar las prótesis con materiales blandos que se mantendrán durante todo el periodo de osteointegración, así como obviamente descargarlas en las zonas de inserción de los implantes.

En los casos clínicos en los que deban restablecerse los rebordes protésicos o donde reforzar el cuerpo de la prótesis por cualquier motivo (p. ej., en caso de microfracturas, etc.), una solución temporal a estas situaciones puede ser el rebase duro («Hard Relining»). 

Problemática de los rebases

Los materiales de rebase, además de no resultar invasivos, son fáciles de utilizar y más económicos que una prótesis nueva14,16,17. Ahora bien, en caso de adhesión insuficiente o nula a la prótesis, la rugosificación y las variaciones de dureza/elasticidad de los materiales favorecen la acumulación microbiana, la cual, a su vez, compromete seriamente la duración de los rebases5,18.

Por otra parte, la presencia de defectos superficiales y porosidad es un problema común a todos los materiales de rebase, que, con el tiempo, tienden a captar moléculas olorosas y pigmentadas10,19, a absorber agua10,18,20 y a cambiar de color3,16. Como consecuencia de todo ello, no son completamente higienizables por los pacientes y, más tarde o más temprano, hay que sustituirlos21. Además, en los materiales de rebase rígidos o semirrígidos suele detectarse con frecuencia el problema del endurecimiento prematuro del material resinoso debido a la solubilización de los plastificantes6,18.

De cualquier modo, el éxito del rebase depende en gran medida de la fuerza de adhesión entre el material y la base de la prótesis (fabricada en resina)1,2. La falta de adhesión entre estos dos componentes a causa de un enlace químico ineficiente con la prótesis o de una baja fuerza cohesiva determina la separación entre el rebase propiamente dicho y la colonización bacteriana, a consecuencia de lo cual se ve reducida la longevidad y aumenta el riesgo de estomatitis. Según Ahmad et al.1, se consigue una mejor adhesión si las propiedades químicas de los materiales son similares. La adhesión de los rebases a los polímeros de base depende de la composición química de los materiales en cuestión12, así como del tipo de resina, del ciclo térmico y del tratamiento superficial12,18. También muy probablemente por este motivo, los rebases blandos («Soft Relining») presentan una menor duración que los rebases duros, los cuales están hechos de materiales más parecidos a la base de las prótesis.

Además, se ha demostrado que la aplicación de los rebases14,15, los tratamientos superficiales con ácido peracético o de silicatización tribológico-química22,23 y las modificaciones físico-mecánicas derivadas de la desinfección preventiva de las bases de prótesis21,24,25 mejoran la adhesividad de las superficies, reducen la rugosidad y mantiene durante más tiempo las características mecánicas de los materiales.

Conclusiones

Las rebases para prótesis están reconocidos como materiales importantes, económicos y que pueden utilizarse en diversas situaciones clínicas. Si bien muchos de ellos son mejorables en diversos aspectos a fin de garantizar una mayor duración de los rebases, no por ello dejan de ser útiles como soluciones provisionales para demorar la realización de una prótesis nueva que, en cualquier caso, deberá hacerse más tarde o más temprano.


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