El registro de la oclusión es un paso rápido y, por ello, en ocasiones infravalorado por los profesionales clínicos, pero tiene una gran importancia en el laboratorio, ya que hace posible el montaje de modelos en el articulador.
Más allá de los límites de las ceras simples
Hoy en día, las ceras siguen empleándose de manera habitual, principalmente porque son económicas y fáciles de manipular (se calientan, se les da forma y se colocan dentro de la cavidad bucal). Pero, por otro lado, esta facilidad de manipulación puede constituir un factor negativo en términos de estabilidad dimensional.
Cuanto más se alargue el periodo entre fabricación y uso, mayores serán los riesgos de exponer el registro a cambios repentinos de temperatura que podrán dañarlo irremediablemente o, peor aún, alterarlo de manera irreconocible. Si ocurriera esto último, las indicaciones obtenidas del montaje serían engañosas. Lógicamente, colar y montar los modelos rápidamente siempre es lo más deseable, pero, por diversos motivos, no siempre resulta posible.
Al realizar registro de la oclusión, pueden surgir diversos factores que dan lugar a imprecisiones. Dichos factores pueden dividirse en tres grupos principales:
- características ambientales del aparato estomatognático
- características intrínsecas del material
- manipulación de este último
El segundo y el tercer aspecto ya se han analizado con anterioridad y son los únicos sobre los que se puede intervenir.
Las ventajas clínicas de las siliconas para el registro oclusal
Recientemente, se han lanzado al mercado productos de tipo elastomérico diseñados específicamente para registros interoclusales. Se trata de siliconas de adición (polivinilsiloxanos, o VPS por su abreviatura en inglés) químicamente similares a las de impresión, con modificaciones en los componentes plastificantes y catalizadores, o bien aquellos de los que dependen la flexibilidad del polímero y la facilidad para trabajarlo.
Dichas modificaciones también han permitido mejorar la versatilidad del material, que ahora puede utilizarse para espaciar la prótesis fija y la móvil o para ortodoncia y gnatología. También pueden encontrarse productos específicos para ello.
Hay que considerar, por tanto, las características ideales que debe asegurar un material de este tipo. Debe garantizar rigidez y estabilidad volumétrica una vez endurecido (también para que sea más fácil sacarlo de la boca). Por otro lado, debe ser muy blando antes de fraguar, pero sin que ello dificulte su manipulación; así podrá lograrse la oclusión deseada por el paciente, sin necesidad de realizar más ajustes una vez colocado sobre la arcada dental.
En general, se requiere una óptima compatibilidad con los tejidos. Por último, un aspecto también muy importante y particularmente útil en relación con todo lo anteriormente señalado: el resultado debe ser fácil de verificar. A ello se añaden otros aspectos que tienen que ver de manera más general con el flujo operativo de trabajo. Por ejemplo, quien trabaja con soluciones CAD/CAM modernas necesita que los productos sean compatibles con los principales escáneres intraorales.
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