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Las infecciones más habituales en el ámbito odontológico y la importancia de su prevención

El trabajo en el campo de la odontología implica utilizar instrumentos que pueden exponer al personal sanitario y los pacientes a un constante riesgo de infección directa y cruzada. Además, la cavidad bucal alberga una elevada cantidad de diferentes especies bacterianas que contribuyen a incrementar el riesgo de infección.

Los entornos sanitarios odontológicos pueden constituir una vía importante de transmisión de enfermedades infecciosas (tanto al equipo dental como al paciente)[1]. Cuando emergen nuevas enfermedades infecciosas, se responde a ellas modificando los protocolos de control de infecciones en el campo de la asistencia sanitaria dental[2], [3]

Infección cruzada: principales vías de transmisión

La infección cruzada puede definirse como la transmisión de agentes infecciosos entre pacientes y personal de un entorno clínico

La transmisión puede deberse al contacto de persona a persona o a través de objetos contaminados. La transmisión de la infección de una persona a otra supone que exista una fuente de infección. El agente infeccioso se transmite a través de la sangre, de gotas de saliva y de instrumentos contaminados por sangre, saliva y tejidos. 

Entre las principales vías de transmisión cabe citar la inhalación o la inoculación[4], pero también el contacto. Más concretamente, la transmisión puede producirse:

  • por transmisión directa tras contacto, es decir, tras un contacto físico entre un individuo que puede infectar (paciente enfermo/colonizado o portador sano) y un individuo sano;
  • por transmisión indirecta tras contacto, es decir, tras un contacto con superficies, equipos u objetos inanimados contaminados;
  • por transmisión mediante difusión de gotas o gotitas nucleicas, así como en las vías respiratorias y la cavidad bucal tras estornudos, golpes de tos, etc.; en esos casos, se emiten partículas que pueden ser de diverso tamaño y contener microrganismos infecciosos.

En odontología, las fuentes de infección pueden ser pacientes afectados por enfermedades infecciosas o bien portadores sanos de agentes patógenos

Los portadores de agentes patógenos, que representan un riesgo de transmisión de enfermedades, pueden clasificarse como portadores asintomáticos. Un portador asintomático no tiene historial infeccioso y podría haber contraído sin saberlo una infección subclínica; dicho sujeto, por tanto, no resulta fácil de identificar y podría transportar microorganismos patógenos en la saliva y la sangre. 

La hepatitis B es un ejemplo clásico de enfermedad que puede manifestarse con o sin síntomas[5].

La transmisión de infecciones en una clínica dental

La transmisión de infecciones en una clínica dental puede producirse por contacto directo con secreciones o sangre, por gotas que contengan agentes infecciosos o a causa de instrumentos cortantes contaminados que no se hayan esterilizado correctamente.

La principal vía de infección cruzada en cirugía oral se debe a objetos cortantes o al contacto directo de agentes infecciosos sobre la piel no intacta y la abrasión de la piel[6] [7].

Enfermedades virales como la hepatitis B, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), el herpes simple y el citomegalovirus representan riesgos importantes no solo para los dentistas, sino también para sus familiares, amigos y otros pacientes[8] [9].

Las barreras de protección para controlar infecciones

El uso de guantes por parte del personal odontológico está recomendado como aspecto esencial para el control de las infecciones cruzadas en cirugía odontológica[10] [11].

Los auxiliares de cirugía oral, dado que participan en el tratamiento de los pacientes y en las tareas de limpieza y desinfección quirúrgica, deben llevar guantes, ya que sus manos se consideran como una de las principales fuentes de infección[12] y podría quedar sangre potencialmente infectada bajo las uñas hasta cinco días[13].

La barrera de protección salvaguarda al profesional del paciente y viceversa, y a ambos del entorno contaminado que los rodea. Entre los elementos que actúan de barrera cabe citar guantes, mascarillas, protectores oculares y cubiertas para bandejas, superficies de trabajo y objetos en riesgo de contaminación[14] [15].

Es obligación de los profesionales el garantizar que todos los miembros del equipo odontológico tengan la formación y el equipo adecuados para controlar de manera eficaz las infecciones cruzadas, no solo con vistas a optimizar la protección de todo el personal de la clínica dental, sino también para prevenir la difusión de la infección de unos pacientes a otros[16] [17] [18] [19].

La gama Zeta Hygiene de Zhermack ofrece una variedad de desinfectantes y detergentes con amplio espectro de acción, tanto en formato de líquido concentrado (Zeta 1 Ultra), específicamente diseñados para la desinfección de instrumentos odontológicos ordinarios y quirúrgicos y fresas, como en polvo (Zeta 2 Sporex), específicos para el tratamiento de los instrumentos antes de la esterilización, y también para productos sanitarios que no pueden esterilizarse en autoclave.


Bibliografía

[1] Volgenant, C., & de Soet, J. (2018). Cross-transmission in the dental office: Does this make you ill? Current Oral Health Reports, 5(4), 221–228. https://doi.org/10.1007/s40496-018-0201-3

[2] Monaghan, N. P. (2016). Emerging infections – implications for dental care. British Dental Journal, 221(1), 13–15. https://doi.org/10.1038/sj.bdj.2016.486

[3] Smales, F. C., & Samaranyake, L. P. (2003). Maintaining dental education and specialist dental care during an outbreak of a new coronavirus infection. Part 2: Control of the disease, then elimination. British Dental Journal, 195(12), 679–681. https://doi.org/10.1038/sj.bdj.4810819

[4] Verrusio AC et al. The dentist and infectious diseases: a national survey of attitudes and behavior. Journal of the American Dental Association, 1989, 118:553-62.

[5] nota n.º 4

[6] nota n.º 4

[7] Girdler NM, Matthews RW, Scully C. Use and acceptability of rubber gloves for outpatient dental treatment. Journal of dentistry, 1987, 15:209-212.

[8] Walkinson AC. Primary herpes simplex in a dentist. British dental journal, 1982, 153:190-1.

[9] Sins W. The problem of cross infection in dental hepatitis with particular reference to serum hepatitis. Journal of dentistry, 1980, 8:20-6.

[10] Rustage KJ, Rothwell PS, Brook IM. Evaluation of a dedicated dental procedure glove for clinical dentistry. British dental journal, 1987, 103:193-5.

[11] Crawford TJ. State of the art practical infection control in dentistry. Journal of the American Dental Association, 1985, 110:629-33.

[12] Burke FJT, Wilson NHF and Bogge HFJ. Glove wearing by dental surgery assistants. Dental update, 1993, 20:385-7

[13] Allen AL and Organ RJ. Occult blood accumulation under the finger nails. A mechanism for the spread of blood borne infection. Journal of the American Dental Association, 1982, 105:455-9.

[14] come nota 15

[15] Croser D. Infection control—the dental perspective. Dental health, 1991, 30(6):92-6.

[16] come nota 11

[17] Cowan DDJ. Infection control in general dental practice. British dental journal, 1987, 162:292-7.

[18] Martin MV. Infection control in general dental practice. British dental journal, 162:37-8.

[19] Samaranayake LP. Infection control in general dental practice. British dental journal, 1987, 162:413-4.


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