El bruxismo es una parafunción que desde siempre ha despertado gran interés entre los dentistas, ya que muchos de sus efectos se producen a nivel intraoral, pero la mayoría de sus causas hay que buscarlas fuera de la boca.
El bruxismo puede provocar la destrucción del tejido dental, la rotura de reconstrucciones o rehabilitaciones protésicas, la exacerbación de trastornos temporomandibulares, inducción de cefaleas tensionale y trastornos del sueño en la pareja de la persona afectada debido al ruido que genera el rechinar de los dientes. (1)
El bruxismo se define como una actividad parafuncional diurna y nocturna en la que se aprietan o se rechinan los dientes. El bruxismo diurno consiste en apretar los dientes de manera consciente, mientras que el nocturno es un trastorno que causa movimientos estereotipado durante el sueño, que se caracterizan por apretar o rechinar los dientes. (1, 2)
El diagnóstico de bruxismo no puede hacerse basándose exclusivamente en el desgaste de la dentadura (carillas de desgaste), ya que la parafunción podría haber tenido lugar mucho antes del hallazgo clínico del signo. (1)
Etiologìa (3)
El bruxismo nocturno es una parafunción provocada por diversos factores y se han planteado diferentes teorías e hipótesis sobre su etiología.
Factores periféricos
En principio, se planteó la hipótesis de una causa mecánica, y se pensó también que la oclusión del paciente podría de algún modo favorecer o no favorecer la tendencia a mantenerse esa parafunción. Los precontactos y las interferencias oclusales parecían favorecer la ocurrencia de episodios de rechinado nocturno. (4) Posteriormente, esa correlación quedó desmentida por diferentes estudios y se demostró que el patrón oclusal del paciente no guarda correlación con la incidencia del bruxismo. (1, 5)
Estrés y factores psicológicos
El estrés y los factores psicológicos se consideraron como un aspecto importante en la etiología del bruxismo. Algunos estudios iniciales evidenciaron una mayor activación de los músculos masticadores durante el sueño durante periodos de mucho estrés. Otros, sin embargo, demostraron que esa asociación era válida en un porcentaje muy reducido de la población. Sí se comprobó que, tanto en adultos como en niños, los individuos conscientes de rechinar suelen ser más ansiosos, agresivos e hiperactivos. (6)
Hipótesis actual
La teoría más reciente sobre las causas del bruxismo se basa en el papel del sistema nervioso central autónomo como origen de las actividades oromandibulares durante el sueño.
El papel de los neurotransmisores
La primera evidencia de que el rechinado de los dientes podía estar relacionado con un neurotransmisor se deriva de un informe de caso en el que a un paciente afectado de Parkinson se le administró levodopa, un precursor de la catecolamina, para combatir el rechinado. (7)
Partiendo de la hipótesis de que la noradrenalina podría tener un papel como elemento causal, se realizaron diferentes estudios sobre el uso de la clonidina y del propanolol (8, 9) y se observó que la clonidina, además de reducir la activación simpática a nivel cardíaco que precede a la actividad rítmica muscular masticatoria (ARMM), reduce también los episodios de bruxismo nocturno. La clonidina, sin embargo, no está indicada para el tratamiento del bruxismo, ya que provoca una marcada hipotensión matutina.
Microdespertares durante el sueño y activación motora
Algunos estudios han demostrado que los episodios de bruxismo nocturno tienen una duración que va de los 3 a los 10 segundos, llevan asociado un aumento de la actividad cerebral y cardíaca y provocan un rápido aumento del ritmo cardíaco (taquicardia) (10). Durante el sueño, cada hora se producen aumentos transitorios de la actividad cerebral y cardíaca y del tono muscular, entre 8 y 15 microdespertares (1).
La mayoría de los episodios de bruxismo se producen durante el sueño ligero (no REM); solo el 10 % se produce durante las fases REM.
Signos y síntomas (11)
Los síntomas del bruxismo pueden ser:
- Rechinado de los dientes acompañado de un ruido característico
- Dolor en la ATM
- Dolor en los músculos masticadores y cervicales
- Cefaleas temporales matutinas
- Hipersensibilidad de los dientes
- Excesiva movilidad de los dientes
- Cansancio y calidad deficiente del sueño
Los signos del bruxismo pueden ser:
- Desgaste anormal de los dientes (carillas)
- Lengua festoneada
- Línea blanca a lo largo del plano oclusal
- Recesión gingival
- Presencia de toros maxilares y mandibulares
- Aumento de la actividad muscular (registrable con polisomnografía)
- Hipertrofia de los músculos maseteros
- Reducción del flujo salival
- Fractura de dientes y/o de reconstrucciones y/o de rehabilitaciones protésicas
- Restricción de la apertura de la boca
Tratamiento (3)
Actualmente no existe un tratamiento eficaz contra el bruxismo. Existen enfoques que pueden limitar las consecuencias perjudiciales de esta parafunción.
La estrategia debe basarse siempre en una modificación de las conductas que permita al paciente estar más relajado. Se puede actuar sobre la dieta, informar al paciente sobre la parafunción y sugerirle diferentes técnicas de relajación. Hay que precisar que no existe evidencia científica que avale decantarse por ninguna técnica en particular.
Actualmente, el tratamiento más habitual es el uso de placas oclusales (superiores o inferiores) que permitan evitar posibles interferencias, proteger los dientes que rechinen entre sí y relajar los músculos masticadores. Para fabricar la placa oclusal, habrá que tomar una impresión, la cual debe ser muy precisa, incluir todos los dientes y no presentar distorsiones para evitar movimientos involuntarios de determinados elementos. En muchos casos, para hacerlo todo correctamente, también habrá que facilitarle al técnico el registro oclusal de la placa, sobre todo en lo relativo al espesor. Sin embargo, no existen evidencias de que el uso de estos dispositivos permita tratar el bruxismo propiamente dicho. El bruxismo en sí seguirá produciéndose, pero con la placa oclusal se podrán evitar los efectos más destructivos sobre el sistema masticatorio.
Algunos experimentos farmacológicos que estudian el tratamiento del bruxismo desde un punto de vista central están dando resultados prometedores. Existen fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central y que se han demostrado eficaces para reducir la frecuencia de los episodios de bruxismo. En cualquier caso, la falta de literatura científica que avale ese enfoque y los posibles efectos secundarios, aún desconocidos, hacen que ese enfoque farmacológico no sea de primer orden para el tratamiento del bruxismo.
En conclusión, a día de hoy, tras un diagnóstico correcto de bruxismo, habrá que orientar al paciente desde un punto de vista conductual para limitar la frecuencia de los episodios, además de usar una placa oclusal para evitar las posibles consecuencias perjudiciales de esa parafunción sobre el sistema masticatorio.
Bibliografía:
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- Klasser, G. D., Rei, N., & Lavigne, G. J. (2015). Sleep bruxism etiology: the evolution of a changing paradigm. J Can Dent Assoc, 81, f2.
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- Murali, R. V., Rangarajan, P., & Mounissamy, A. (2015). Bruxism: Conceptual discussion and review. Journal of pharmacy & bioallied sciences, 7(Suppl 1), S265.
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